En muchas ocasiones, a pesar de que la voluntad de los que están buscando casa es la de comprarla en un futuro a corto plazo, las condiciones económicas, la situación personal o la decisión de dónde o qué vivienda comprar, hacen que no estén convencidos de dar este paso tan importante. Por otro lado, el alquilar una vivienda se podría ver como una pérdida de dinero o mala inversión, al no estar dedicando los pagos a supuestos plazos hipotecarios.
La opción más interesante para solucionar estos inconvenientes iniciales sería la de realizar un contrato de alquiler con opción a compra. De este modo, el inquilino podría disfrutar de una casa que en un determinado plazo tendría la opción de comprar, sin perder los pagos mensuales de arrendamiento.
¿En qué consiste el contrato de alquiler con opción a compra?
Se trata de un contrato consistente en dos subcontratos, uno de ellos dedicado a las condiciones de arrendamiento, y el otro basado en la opción de compraventa del inmueble. Se pactará un periodo de duración de alquiler, que no suele sobrepasar los 5 años, tras el cual el inquilino tendrá la opción de realizar la compra de la casa descontándose parcial o totalmente las cuotas abonadas hasta el momento. Este beneficio implica que los pagos mensuales sean más caros o que se establezca una prima que el arrendador no devolverá en caso de que finalmente no se pacte la compraventa.
¿Qué aspectos hay que tratar en estos contratos?
Este tipo de contratos no es muy común y no está regulado en el Código Civil, pero sí que se contempla en el Reglamento Hipotecario y en la Ley de Arrendamientos Urbanos. Por eso será muy importante pactar con detalle todas las condiciones del mismo.
Para que sea vigente habrá que contemplar dos aspectos básicos: el objeto del contrato y el precio. En el primer punto se indicará que el arrendatario podrá tomar la decisión de comprar la vivienda tras el periodo marcado de tiempo de alquiler. En cuanto al segundo aspecto se establecerá el precio de venta, el número de cuotas de alquiler, la prima inicial en caso de que se aporte, y el porcentaje que se descontará de la renta del alquiler en caso de que se realice la compraventa.
Además de éstas condiciones, habrá que establecer el plazo de arrendamiento de la vivienda, el plazo en el que el arrendatario podrá ejercer su derecho a comprar el inmueble, y definir quién será el responsable de los diferentes tipos de gastos de la vivienda.
Un contrato de alquiler con opción a compra puede aportar muchas ventajas tanto para el propietario como para el inquilino, pero será fundamental marcar bien todos y cada uno de los aspectos relacionados con el mismo para que las dos partes implicadas salgan ganando.